sábado, 29 de diciembre de 2007

LA MEDICION




Cuando hablamos de medición en fotografía (tanto digital como analógica), nos referimos a la acción de medir la cantidad de luz de una escena para determinar los mejores valores de abertura de diafragma y velocidad de obturación con los que podemos obtener una exposición adecuada. Saber elegir el sistema de medición más adecuado y como leer los datos que este nos suministra no solo nos permitirá hacer mejores fotos, sino también, ser capaces de predecir con mayor exactitud el resultado final de la toma.

Existen dos posturas a la hora de enfrentarnos al tema de la medición: Mediante la luz incidente o la reflejada.
Para la primera se utilizan unos exposímetros que se colocan sobre la zona a fotografiar y que basan sus valores en la luz que recibe la escena directamente.
La segunda alternativa, la de la luz reflejada, es de la que quiero hablar más detenidamente ya que es la que incorporan por default todas las cámaras sin que necesitemos hacer ningún desembolso adicional de dinero. Esta se basa en la luz que recibe directamente la cámara tras rebotar en la escena y tiene sus ventajas e inconvenientes.

Entre las ventajas el que es el sistema más sencillo y convencional, así como que tiene en cuenta una serie de factores que pueden influir en el resultado final (la presencia de determinados filtros sobre el objetivo, por ejemplo).

Entre los inconvenientes destaca principalmente uno: si estamos fotografiando una escena donde se refleje una cantidad anormal de luz (un paisaje nevado, un objeto oscuro…) la medición será errónea, por lo que tendremos que ser nosotros los que compensemos ese error mediante la experiencia.
Tipos de Medición:

He hablado de cómo es la luz que recibe el exposímetro, pero ahora veremos como este procesa de una forma u otra esa luz para hacer sus cálculos. Pese a existir otros, las cámaras actuales suelen incorporar los siguientes tipos:

Medición Evaluativa/Matricial.

La cámara descompone la imagen en varias zonas, midiendo individualmente cada una de ellas y evaluando su conjunto mediante un algoritmo que suele variar de una marca a otra. Este sistema de medición es el que mejores resultados obtiene en la mayoría de situaciones, aunque tenemos que tener cuidado con escenas como las mencionadas anteriormente en los que no se refleja el 18% de la luz (el valor con el que están calibradas las cámaras).

Medición Promediada Ponderada al Centro.

La medición da prioridad a la zona central y a continuación, realiza un promedio del resto de la escena. Es el método típico para retratos y suele utilizarse por defecto en la mayor parte de cámaras digitales.

Medición Puntual/Parcial.

La medición se realiza únicamente sobre una pequeña zona central del encuadre, obviando el resto de la imagen. Se suele emplear en macrofotografía cuando existen grandes diferencias de contraste entre el sujeto principal y el fondo. El mayor inconveniente que tiene es que al discriminar la mayor parte de la imagen para realizar la medición, esta puede ser fácilmente errónea si no apuntamos al lugar correcto. Por cierto, existe una diferencia entre Puntual y Parcial, y es que la primera cubre aproximadamente el 3% y la segunda el 9%.

Consideraciones a Recordar

La medición matricial suele funcionar perfectamente en el 95% de los casos, y por eso es la más recomendable de forma general. Sin embargo, para ese 5% restante, voy a facilitarles algunos truquillos que puede les resulten útiles:

La Regla de Oro.

La mejor herramienta de la que disponemos a hora de lograr exposiciones correctas no es el exposímetro sino nuestra experiencia. Será esta la que nos ayude a interpretar los valores proporcionados por el exposímetro y así saber si debemos fiarnos de ellos, o compensarlos de un modo u otro.

Los casos de manual.

En todo manual de fotografía que se precie siempre aparece el mismo ejemplo (y que yo mismo ya he indicado) y la misma solución (lo que tiene su lógica ;): si nos encontramos ante una escena tipo paisaje nevado (o una novia y su vestido) con un resplandeciente blanco que predomine, tendremos que sobreexponer la toma abriendo un punto el diafragma (seleccionando un número "f" más pequeño o aumentando el tiempo de exposición en modo manual).

Por otro lado, si lo que predomina es justamente lo contrario (un bonito caballo negro, por ejemplo), entonces subexpondremos la misma cerrando un punto el diafragma (seleccionando un número "f" más grande o disminuyendo el tiempo de exposición en modo manual).

Escenas con un fuerte contraste.

En determinadas ocasiones nos encontraremos con que la luz que recibe una zona de la imagen es muy diferente respecto a la del resto, como por ejemplo un objeto a la sombra en un soleado día de verano. En este caso tenemos dos opciones: realizar la medición utilizando el sistema Ponderado al Centro o el Puntual sobre la zona que más nos interese (el objeto a la sombra bien expuesto pero el cielo quemado, o un cielo precioso y una sombra oscurísima en la que casi no se ve lo que hay); o hacer la media entre los dos valores (los de la zona clara y la oscura) y obtener así una imagen más compensada. Todo depende de lo que queramos lograr, y de lo acusada que sea la diferencia entre las zonas oscuras y las claras.

El Bracketing.

Esta técnica es bastante habitual entre los profesionales, y consiste en realizar una misma foto varias veces con diferentes exposiciones. Por eso también podría llamarse la técnica de “curarse en salud”, ya que al realizar una primera fotografía fiándonos del exposímetro, una segunda abriendo medio o un punto el diafragma, y una última cerrándolo en la misma medida, tenemos más posibilidades de dar con la toma perfecta.

El Bracketing Digital.

A la práctica comentada en el punto anterior se puede añadir otra que nos ha brindado el formato RAW. Realizamos la fotografía algo subexpuesta para luego procesarla con nuestro software preferido y obtener tantas fotos como queramos con diferentes niveles de exposición. Posteriormente las mezclaremos todas en una sola mediante un programa de retoque tipo Adobe Photoshop.

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